Cuando vengas a mi casa,
o me encuentres en la calle,
no preguntes como estoy,
me es muy difícil contarte.
Este pesar que yo siento,
ya lo tengo asimilado
lo llevaré mientras viva,
mi hijo marcha adelante
y el dolor va de mi mano.
Comprendo tus sentimientos
y tus ganas de ayudarme
¡mira que cosa más rara¡
RECORDARLO no me daña
y no te pongas molesto
si mis ojos me delatan.
Deja templar mi dolor,
no pretendas que yo cambie,
y ponte tú en mi lugar,
que un duro ejemplo he de darte.
Si tienes hijos, aún mejor
y piensa sólo un instante,
PERDER LO QUE YO PERDÍ,
verás que causa terror,
y hasta te hiela la sangre.
Por eso…. QUERIDO AMIGO,
cuando vengas a mi casa,
o me encuentres en la calle,
no preguntes como estoy,
háblame mejor de él,
que eso…… me enciende la sangre.